Cómo dejé de huir del conflicto y aprendí a amar mejor

Sobre la autora:

Soy Anyu Rosado Bargas

México, Mérida.

-Licenciada en psicología

-Mtra. en psicología individual y de grupo.

-Maestrante de psicología forense.

-Diplomada en psico-trauma y apego.

-Co-fundadora de GROWING PEOPLE.

Me he especializado en el estudio y tratamiento terapéutico del trauma relacionado con el apego y sus influencias psicosociales.

Cómo dejé de huir del conflicto y aprendí a amar mejor

Del miedo al entendimiento: mi viaje para dejar de huir del conflicto

Por mucho tiempo tuve miedo de comprometerme, especialmente por el tema de los conflictos. Crecí en un ambiente donde tener un desacuerdo era sinónimo de una pelear, mi temor más grande era enfrentar eso dentro de una relación.

Cuando empecé a tener pareja, aprendí a huir del conflicto. Me era muy difícil estar en una discusión sin catastrofizar las cosas; una decisión impulsiva pasaba por mi mente: “terminar”. Con el tiempo, empecé a encontrar una gran pasión por estudiar las relaciones, quizá porque de la necesidad surge el deseo: tenía la necesidad de cambiar patrones, y el conocimiento me salvó.


La metodología Gottman y la inteligencia emocional me ayudaron a crear bases sólidas que me dieron la seguridad de poder lidiar con el conflicto y sostener una relación.

Aprende a discutir sin destruir la relación

Déjame ahorrarte el suspenso: los conflictos y las diferencias siempre van a existir en las relaciones humanas.


No somos una página en blanco; tenemos historias que nos programan para ser y actuar de formas distintas. De estas diferencias suelen surgir conflictos, unos más grandes que otros.

El conflicto no es el problema en sí mismo: lo es la forma en que reaccionamos ante él.


Tener diferencias es humano. Tener emociones también. Reaccionar es parte de nuestra naturaleza, pero lo que nos ha llevado a la civilización es nuestra capacidad para pensar en el otro, para frenar nuestros instintos más primitivos.

A diferencia de otras especies que también lidian con diferencias, nosotros desarrollamos la corteza prefrontal: funciones ejecutivas que nos permiten regular impulsos. La primera señal de civilización fue cuando la humanidad pudo cuidar y curar a un ser vivo herido, que en otro momento histórico habría significado su muerte.

Los problemas siempre van a existir; aceptarlo es mejor que vivir en la utopía de la perfección y frustrarnos cuando aparecen. La vida misma es un conjunto de problemas y misterios que resolver.

Aprende a diferenciar el conflicto para sobrellevarlo

Lo primero es aceptar que existe un conflicto. Una vez identificado, diferencia si es un problema soluble o perpetuo.

Problema soluble:

Son aquellos en los que la acción es necesaria, pero no suelen implicar gran tensión emocional si se atienden. Cuidarlos es clave para que la relación perdure; además, pueden adaptarse a las circunstancias.

Características:

  • Posibilidad de solución.

  • Menor intensidad emocional.

  • Naturaleza circunstancial y adaptativa.

  • No está ligado a conflictos profundos o arraigados.

  • Requiere disposición para ceder y encontrar un punto medio.

Problema perpetuo

En toda relación habrá problemas que no se pueden resolver definitivamente por la naturaleza de las diferencias. Quizá tengan que ver con la personalidad, valores, voluntad, gustos o preferencias de la persona, o con algo innato.

Este tipo de problemas no se “solucionan”; aprendemos a vivir con ellos, estableciendo límites adecuados o llegando a acuerdos que permitan hacer las paces con la diferencia.

Características:

  • Es recurrente.

  • Causa frustración.

  • No tiene solución definitiva, lo que genera tensión.

  • Produce estancamiento si no se hace un acuerdo.

  • Impacta negativamente en la relación si no se gestiona.

No se trata de no tener diferencias o callarlas, sino de poder abordarlas de manera asertiva, recuerda que cuando el amor se combina con el entendimiento, el compromiso deja de ser una carga y se convierte en una elección consciente.

Te comparto un ejercicio para que puedas poner en práctica esto. Espero te sirva, con cariño,

Anyu ❤


Mini ejercicio: Distingue y gestiona tus conflictos

Paso 1. Dibuja dos columnas:

  • Problemas solubles

  • Problemas perpetuos

Paso 2. Llena cada columna con ejemplos reales de tu vida.

Ejemplo:

  • Soluble: “Mi pareja y yo olvidamos pagar servicios a tiempo”.

  • Perpetuo: “Mi pareja es más introvertida que yo y no le gustan las reuniones grandes”.

Paso 3. Elige 1 problema de cada columna para trabajar esta semana.

Paso 4.

  • Soluble: propongo una alarma compartida para recordar pagos.

  • Perpetuo: acepto que su introversión es parte de quién es y acordamos ir solo a eventos importantes para ambos.

🪞 Paso 5. Al final de la semana, reflexiona:

  • ¿Qué aprendí?

  • ¿Qué sentí?

  • ¿Qué haré diferente la próxima vez?

Recuerda: no todos los problemas se resuelven, pero todos pueden aprenderse a manejar.

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